El término EP fue introducido por primera vez en la década de 1950 para referirse a un nuevo formato de discos de vinilo.
Estas placas contenían más música que un sencillo, pero menos que un álbum y eran más rápidas y económicas de producir que los LP (Long Play) más comunes en ese momento.
Los EPs surgieron como resultado de la competencia entre las diferentes compañías discográficas.
Incluso en el mercado predominantemente digital de hoy en día, el término se ha mantenido y describe en general un formato de música que es más largo que un sencillo, pero más corto que un álbum completo.
Por lo general, un EP contiene entre 3 y 5 canciones y tiene una duración total de aproximadamente 15 a 30 minutos. Sin embargo, en la era del streaming digital, estas características no son obligatorias y pueden variar considerablemente.
Los EPs ofrecen a los artistas la oportunidad de lanzar nueva música sin tener que comprometerse con un álbum completo. A menudo son una forma de probar nuevas canciones y medir la reacción de los fans.